La alimentación baja en carbohidratos durante muchos años fue algo tabú dentro de la medicina y la nutrición como una medida para controlar la obesidad y enfermedades crónicas asociadas a la mala alimentación. Sin embargo, dentro de la misma carrera nos enseñaban la dieta cetogénica (dieta keto) para tratar dietoterapéuticamente le epilepsia refractaria en niños. Es ahí donde apareció mi primera interrogante: si un niño con epilepsia puede consumir este tipo de alimentos, ¿por qué una persona adulta, o incluso un niño o adolescente con problemas de sobrepeso y obesidad puede consumir este tipo de alimentación? En esos años cuando era estudiante de Nutrición y Dietética no tuve respuestas al respecto, incluso siguiendo las pautas y la distribución energética perfectamente calculado para mi persona, llegué a tener obesidad llegando a tener un peso de 80 kg.


Ya en el ejercicio de mi carrera profesional tuve varias veces un dejo de frustración asociada a mi capacidad para poder adherir a las personas a una alimentación “saludable”. Tanto en el sistema de salud público como privado, había una rotación importante pacientes que iban y venían a mi consulta porque no lograban mantener la alimentación en el tiempo, o bien, muchos de ellos simplemente no volvían. Ahí apareció mi siguiente interrogante: ¿es mi atención nutricional o es el tipo de alimentación, pauta y/o educación alimentaria la que impide que mis pacientes se mantengan adheridos? Comencé a estudiar de manera autodidacta técnicas de coaching utilizando la programación neurolingüística (PNL) que mi padre desde pequeña aplicó en mi, me compré decenas de libros vinculados a nutrición y dietoterapia, y comencé a experimentar. Me empecé a dar cuenta que cuando comía el típico desayuno del yogurt light, con avena y fruta, presentaba real hambre a las pocas horas que, si o si me requerían tener una colación, ya que de lo contrario mi cabeza no paraba de pensar en comida y estaba pendiente de las horas que faltaban para almorzar.
Un día través de redes sociales fue que conocí a la Fundación Lowcarb Chile, un grupo de personas sin estudios en nutrición que de forma altruista orientaban a personas que durante toda su vida lucharon contra la obesidad, aplicando las típicas dietas que a mí me enseñaban en la universidad, pero nunca lograron controlar su obesidad ni sus parámetros metabólicos. Desde mi escepticismo, dudé de dicha información y experiencias personales hasta que me presentaron evidencia científica reciente donde se observaban cambios significativos en los efectos de la dieta keto y low carb. Desconocía cómo el mundo de la nutrición se abría cada vez más en probar este tipo de alimentación y sus resultados eran asombrosos. Hoy, después de casi 3 años aplicando este tipo de alimentación en mí y en mis pacientes, puedo decir con fe que este tipo de alimentación funciona, no solo para mí, sino que para cientos de pacientes que se han visto beneficiados por la ventajas en el control de su insulina y de la inflamación sistémica, donde personas con diabetes lograron bajar sus dosis de insulina, donde personas con artritis reumatoidea y fibromialgia volvieron a moverse sin dolor, donde personas con cáncer han visto una evolución en sus tratamientos oncológicos, donde personas con migrañas crónicas dejaron de tomar medicamentos para el dolor de cabeza y comenzaron a dormir mejor, personas que descartaron realizarse una cirugía bariátrica o muchos que ya se habían intervenido quirúrgicamente, lograron dejar de subir los kilos que habían logrado bajar, y por sobre todo, personas felices que dejaron de pasar hambre para cuidar su estado nutricional y su metabolismo.


Keto y Low Carb es mucho más que una dieta para bajar de peso, donde se come más grasa y se restringen los carbohidratos; es un estilo de vida que te permite observar cómo la alimentación que teníamos normalizada hace años en vez de sanarnos nos enfermaba, que nos hacía sentir culpa cada vez que nos salíamos cuando no podíamos aguantar el hambre, que nos hacía retroceder en los resultados y con ello en nuestra esperanza de lograr un adecuado estado de salud.
Si te interesa saber un poco más de la dieta keto y de low carb en general antes de iniciar el cambio de alimentación, te invito a que visites mi Instagram @nutri.jesu y las redes sociales de la Fundación Lowcarb Chile donde podrás observar generalidades y detalles para introducirte en este nuevo paradigma de alimentación, desde la educación y el autoconocimiento, y así mejorar tu salud y calidad de vida.